La historia de la primera planta que aprovecha el viento y el sol

Published on miércoles, 15 diciembre 2021

“Cuando me lo ofrecieron pensé nunca más me va a pasar en la vida profesional el poder desarrollar este tipo de proyectos (...) es la primera vez que se hacía esto en Chile, que se aterrizaba este tipo de trabajo a los estándares de seguridad y condiciones climáticas chilenas. Se tenía que desarrollar todo un conocimiento que hasta el momento nadie tenía.”

Al inicio de la construcción en 2020 Nunzio vivía entre Santiago y Calama, pero con la llegada de la pandemia y sus restricciones, todo cambió. Por el riesgo de los constantes viajes, decidió que lo mejor era mudarse a la ciudad nortina, y lo que pensaba sería una solución temporal, ya son dos años viviendo allí.

Hoy desde su oficina emplazada en un contenedor en plena obra, asegura que estar ahí es una oportunidad única, especialmente para un europeo. “El desierto es algo que allá no hay, entonces conocer este tipo de belleza natural es completamente distinto a lo que estamos habituados (...) nunca te va a pasar en la vida de vivir en un desierto, es una experiencia que hay que vivirla”, relata el Site Manager de Azabache.

Nunzio Caci con parte del equipo de Enel Green Power en la planta Azabache (derecha) y en la oficina del proyecto (izquierda).

Cuando al equipo de Operación & Mantenimiento del parque Valle de los Vientos, les comentaron el plan de agregar un parque solar ocupando casi la mitad del terreno, a Abraham Rebolledo, uno de los tres supervisores del lugar, le pareció sin dudarlo una “excelente idea”.

“Es aprovechar el terreno que ya está disponible, la distancia entre los aerogeneradores permite que haya espacio para un parque solar, así que me pareció una muy buena iniciativa, es optimizar el espacio.”

– cuenta Rebolledo desde las oficinas del parque eólico.

Con la llegada del nuevo equipo para la construcción de la planta solar, la comunicación entre la planta eólica en operación y el proyecto solar en construcción fue la clave para que Azabache no tuviera accidentes y fuera un éxito esta apuesta de la ingeniería. Una de las tareas más complejas a realizar, según ambos expertos, fue la coordinación a la hora de instalar los cables subterráneos del parque solar, y que éstos no interfirieran en los del parque eólico.

Siendo circuitos separados, es decir, que la energía que llevan ambas plantas no se junta hasta llegar al Sistema Interconectado Nacional, la hazaña fue coordinar la desconexión de los cables en funcionamiento, para poder instalar los nuevos.

“Un proyecto eólico está conformado por una parte que son los aerogeneradores y todos los cables de media tensión que van por debajo. Nosotros teníamos una extensión a cubrir de paneles fotovoltaicos, con sus respectivos cables de baja y media tensión que muchas veces nos encontrábamos que interferían con los cables energizados del proyecto eólico que si se tocan por equivocación pueden generar accidentes letales o hasta hacer explotar una maquinaria”, relata Nunzio.

Energía renovable día y noche

Para Abraham el desierto de Atacama “es un lugar único, porque para construir un parque eólico tienen que darse ciertas condiciones, y hay estudios previos de años de anticipación para hacer los cálculos de cuánto viento vamos a tener, y a eso se suma que estamos en el desierto donde la radiación solar es tremenda, donde casi no hay días nublados”.

Con esta combinación perfecta, la incorporación de Azabache al Sistema Eléctrico Nacional podría permitir generar energía, en condiciones idóneas, las 24 horas. Durante prácticamente todo el día con el parque solar, siendo su momento peak desde las 13:00 hasta a las 16:00 aproximadamente. “En el caso de Valle de los Vientos después del mediodía ya estamos con más viento, y en ese periodo vamos a tener una capacidad de generación de solar y eólico completa”, comenta Abraham.

En cuanto a la producción de energía Valle de los Vientos aporta una capacidad instalada de 90 MW, mientras que la planta solar se estima que sea de 60 MW como potencia máxima. Este buen rendimiento de Azabache se debe a que será el primer proyecto en Chile en entrar en operación con 100% módulos bifaciales, un tipo de panel fotovoltaico capaz de captar radiación por ambas caras, aprovechando también el rebote en el suelo.

“La producción atribuida a lo fotovoltaico es necesaria para el funcionamiento de 46 mil viviendas, beneficiando entonces a un aproximado de 115 mil personas”, aseguró Nunzio.

Las plantas híbridas se abren camino

La entrada en operación de Azabache es recién el comienzo de este desafío por aprovechar al máximo los recursos renovables del norte de Chile.

A casi una hora en auto de Calama, y aún más inmerso en el desierto de Atacama, el chileno Abraham y el italiano Nunzio volverán a trabajar juntos en la construcción del segundo proyecto híbrido del país, la planta solar Las Salinas, dentro del parque eólico Sierra Gorda Este.

Esta nueva central tendrá una mayor capacidad instalada con 380 MW, que se suma a los 110 MW de capacidad eólica actual, con lo cual combinados tendrán más del triple de potencia que Azabache y Valle de los Vientos juntos, ya que su terreno alcanza las 5.500 hectáreas.

“La experiencia que me llevo de Azabache la voy a transmitir allá, con todo lo que fueron los errores o las tomas de decisiones, que en su tiempo se hicieron sin tener muchos antecedentes, allá va a hacer mucho más simple”, asegura Nunzio, quien va día por medio a este segundo proyecto.

Para Abraham, el proyecto Las Salinas también representa una instancia de mejora a lo que fue Azabache, lo cual resume como un “aporte al planeta”. “Estamos generando energía renovable de dos maneras en la misma área, y hacerme participe de eso me motiva a seguir participando de este tipo de proyectos”, reconoce y destaca además el aprendizaje obtenido gracias al trabajo en equipo. “Quizás cuando esté en operación el parque nosotros podamos aprender más sobre tecnología solar y ellos algo más de nosotros”, concluye.