- La exposición estará abierta al público hasta el 28 de julio.
Santiago, 23 de mayo 2019. Son en total 19.389 fotografías, en diferentes formatos las que fueron entregadas por Enel Chile, en comodato, a la Biblioteca Nacional. Se trata del Archivo Fotográfico Histórico Institucional de Enel Distribución que será exhibido desde el 23 de mayo hasta el 28 de julio en el salón Marta Cruz-Coke de la Biblioteca Nacional de manera gratuita.
La exposición comenzó a gestarse en 2018 tras la firma de un acuerdo entre Enel Chile y el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural. Las imágenes dan cuenta de la llegada de la electricidad a Santiago y cómo la ciudad y sus habitantes vivieron un importante cambio. Todas las imágenes fueron entregadas en diferentes formatos, desde negativos en placas de vidrio, pasando por soportes plásticos, hasta copias en cianotipo, las que mantuvieron su formato original (fotos de tono azulado en papel).
Carlos Maillet, director nacional de Patrimonio asegura que “el Archivo Enel debe ser uno de los registros visuales más completos que existen de Chile, su calidad fotográfica y estado de conservación da cuenta, de manera excepcional, los comienzos de desarrollo que experimentamos a principios del siglo pasado. Sin duda, un patrimonio que debe ser difundido y puesto en exhibición para conocimiento de todos y todas las chilenas”.
Dentro de la colección entregada y que desde hoy será exhibida, destacan 50 álbumes fotográficos que son un completo e interesante registro de la construcción de las primeras centrales generadoras de energía, la implementación de servicios eléctricos y la puesta en marcha de los tranvías, entre otras cosas. A un año de este acuerdo, el Archivo Fotográfico de la Biblioteca Nacional ha digitalizado y catalogado estos álbumes, que ya se encuentran disponibles para ser consultados en la Biblioteca Nacional Digital.
Este archivo Histórico Institucional de Enel, es el registro más completo y valioso existente en la actualidad sobre la capital durante el Siglo XX. Sus imágenes retratan el proceso modernizador de la ciudad.
Paolo Pallotti gerente general de Enel Chile destaca la importancia histórica de este material que está siendo exhibido en la Biblioteca Nacional. “Estas fotografías dan cuenta de un hito en la historia de Santiago, se trata de un invaluable registro fotográfico que retrate el avance de la luz por la ciudad. Con la llegada de la electricidad a la capital y luego a las regiones cambió la forma de vida que hasta ese minuto llevaban los chilenos. La electricidad impulsó el desarrollo del país. Hoy Enel sigue impulsando un desarrollo sustentable, impulsando la electromovilidad, promoviendo nuevos usos de la energía”.
Estas cerca de 12 mil fotografías son una invitación a visitar la Biblioteca Nacional para descubrir un Santiago diferente, de otro tiempo, que miraba con ojos de sorpresa y asombro como la luz hacía sus primeras apariciones y transformaba para siempre las calles y escaparates de la ciudad. Es la primera entrega por parte de Enel Chile a la Biblioteca Nacional y cuenta la historia desde el año 1883.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
En marzo de 1883 llegó la electricidad a Santiago. Empresarios particulares fueron los encargados de liderar la instalación de dos faroles en plena Plaza de Armas. En 1897, la Municipalidad de Santiago llegó a un acuerdo con la compañía inglesa Parrish Bros, a la cual se le entregó la concesión de la construcción de líneas férreas de tracción eléctrica, tendido de cables e instalación de alumbrados. Dos años más tarde, Parrish Bros transfirió a la Chilean Electric Tramway and Light Company, empresa formada por capitales alemanes y que tenía sede en Londres, el contrato que mantenía con la municipalidad. De inmediato ésta última puso en marcha la Planta Térmica Mapocho (1900), ubicada en la esquina de calle Mapocho y Almirante Barroso, la cual tenía como objetivo proporcionar energía eléctrica para el centro de Santiago.
Chilean Electric Tramway and Light Company luego se asoció con la Compañía Alemana Transatlántica de Electricidad, la cual rápidamente inició la construcción, en el Cajón del Maipo, de la Planta Hidroeléctrica Florida que comenzó a funcionar en 1910.
En 1919 se constituyó la Compañía Nacional de Fuerza Eléctrica. Al año siguiente dicha empresa inició la construcción de la Planta Hidroeléctrica Maitenes ubicada en la ribera del río Colorado, afluente del Maipo.
En el año 1897, se inauguró Chivilingo, la primera Central Hidroeléctrica del país ubicada en Lota. En Punta Arenas, comenzó a operar en 1898 la Compañía de Luz Eléctrica de Punta Arenas. En 1905 se constituyó la Compañía General de Electricidad Industrial (CGEI), la cual se encargaba de proporcionar energía a Ñuñoa y San Bernardo.
En 1921, la Compañía Nacional de Fuerza Eléctrica y los bienes de la Chilean Electric Tramway and Light Company se fusionaron dando origen a la Compañía Chilena de Electricidad Limitada, empresa privada de generación y distribución de electricidad, que más tarde se conocería como Chilectra, actual Enel Distribución. Con la conformación de esta compañía se inició uno de los periodos de mayor expansión y crecimiento de la industria de la energía eléctrica en Chile.
La década de 1920 fue un periodo clave en la industria de la energía eléctrica en Chile. En febrero de 1925 el Estado, preocupado por la rápida expansión del sistema, dictó la primera Ley General de Servicios Eléctricos. Dicha ley creó las pautas para la instalación y el servicio eléctrico.
En 1929 la propiedad de la Compañía Chilena de Electricidad pasó a manos de los estadounidenses South American and Foreign Power Co. Paralelamente se dictaminaba la separación del negocio de la tracción eléctrica y las líneas de tranvía pasaron al Estado.
Desde finales del siglo XIX el panorama fue cambiando y la electricidad fue tomando un rol relevante en la capital. La luz eléctrica comenzó a propagarse por las calles e incluso se fue introduciendo en algunos hogares, mientras que el sistema de transporte también sufrió cambios. Antes las personas se movilizaban gracias a carros tirados por animales los cuales eran conocidos como tranvías de sangre. Sin embargo, con la llegada de la electricidad, los carros tirados por caballos y mulas quedaron relegados.
De esta manera, Santiago se fue convirtiendo en una ciudad en la que la electricidad tomó un papel protagónico. Esto no solo quedaba en evidencia al ver los faroles encendidos o los tranvías desplazarse por las calles. Durante la década de 1920, y de la mano de la recién creada Compañía Chilena de Electricidad, se vivió un importante crecimiento en el rubro de la electricidad. La elaboración y disposición de postes de concreto armado y la instalación de redes eléctricas subterráneas en el centro, fueron otras de las transformaciones que se vivieron en aquellos años.