María Jesús Ortiz tiene 12 años y nació a las 25 semanas de gestación, esto le causó importantes problemas motrices que le impiden jugar y correr como lo hace una niña de su edad.
Ella es electrodependiente, es decir, depende de la energía eléctrica para mantenerse con vida. Su madre, Paula Piña, al menos cuatro veces al día debe aspirar con una bomba eléctrica la bombilla de la tráquea que tiene su hija. Además, y producto también de su nacimiento prematuro, en innumerables ocasiones María Jesús, o “la jechu” como le dice su madre, ha debido estar conectada a ventilación mecánica, incluso un resfrío mal cuidado puede poner en riesgo su vida.
Hace un mes que en su casa, en la comuna de Maipú, se instalaron como plan piloto 12 paneles solares que les dan cierta tranquilidad. La energía que generan los paneles es para autoconsumo y, en algunas oportunidades, incluso logran inyectar energía al Sistema Interconectado Central. Por otro lado, su casa es parte del registro de Electrodependientes de Enel Distribución, lo que significa que tiene prioridad para la reposición del servicio ante un corte de energía.
En un futuro Paula podrá instalar baterías para almacenar parte de la energía generada por los paneles. Con las baterías, la energía acumulada servirá para abastecer las necesidades de María Jesús por 3 o 4 días, lo que da aún más tranquilidad a la familia porque la pequeña de 12 años tendrá asegurada su bomba eléctrica y/o el oxígeno en caso de alguna emergencia.
De esta manera, los paneles solares residenciales pueden ser una solución viable para las personas electrodependientes, ya que en éste, y en otros casos similares, lo prioritario es asegurar el suministro eléctrico.