La Reforma a la Distribución Eléctrica busca actualizar la regulación vigente -que tiene más de 40 años- para fortalecer la red y adaptarla a los desafíos de la transición energética, la creciente demanda por energía limpia y los efectos del cambio climático. La iniciativa apunta a mejorar la calidad del suministro, impulsar inversiones en infraestructura y garantizar beneficios para que el servicio llegue a todos.
“Si queremos de verdad llegar a la transición energética y acelerar la transición energética, que es uno de los pilares de nuestra estrategia y del país, necesitamos cambiar la regulación,” señaló Giuseppe Turchiarelli, gerente general de Enel Chile, al resaltar la urgencia de una reforma para adaptarse a las nuevas necesidades.
¿De qué se trata la reforma?
El marco regulatorio vigente data de 1982 cuando se necesitaba electrificar masivamente la ciudad. Hoy el desafío principal es otro: adaptarse a los retos de la transición energética y consolidar un sistema que garantice calidad, seguridad y resiliencia en el suministro eléctrico, ante un aumento de los consumos en las últimas décadas.
En ese sentido, la reforma pretende establecer condiciones para que la red eléctrica soporte la demanda de energía limpia, los fenómenos climáticos extremos y la masificación de la electromovilidad.
¿Cuáles son los pilares que esta reforma debería incluir?
- Inversiones y modernización de la red: Incentivar inversiones que garanticen el acceso a un servicio de mayor calidad y que permitan adaptarse a nuevas tecnologías, como la digitalización y automatización de la red.
- Regulación de tarifas y apoyo a usuarios vulnerables: Reasignación de ingresos tarifarios para estabilizar precios y apoyar a las familias con menos recursos, junto con la revisión del valor de las inversiones en la infraestructura.
- Desarrollo de la generación distribuida y almacenamiento: Fomentar el uso de energías renovables a pequeña escala y facilitar el almacenamiento de energía para optimizar la red y minimizar las actuales pérdidas o vertimientos.
- Flexibilidad tarifaria y resiliencia: Permitir la incorporación de tecnologías avanzadas, como la medición inteligente, y crear un marco regulatorio que facilite la construcción de nuevas estructuras para enfrentar la electrificación masiva y los eventos climáticos.
¿Qué factores inciden en la necesidad de una reforma?
- Descarbonización y transición energética: Chile ha fijado metas ambiciosas para aumentar la generación de energía limpia y reducir el uso de combustibles fósiles. Sin una red eléctrica moderna y resistente, no es posible alcanzar dichos objetivos en los próximos años.
- Calidad del servicio: Las redes actuales no cuentan con los estándares necesarios para soportar una creciente demanda, especialmente con la introducción de la electromovilidad y nuevos usos energéticos, como data centers y electroterminales.
- Eventos climáticos extremos: La reforma permitirá adaptar la infraestructura para enfrentar los eventos climáticos que afectan la calidad del suministro en diversas ocasiones.
- Experiencia internacional: Chile es de los pocos países de Sudamérica que aún utiliza un sistema de empresa modelo para la distribución eléctrica, lo que limita los incentivos para mejorar la calidad de las redes. La reforma busca superar esa barrera y posicionar al país como un referente en estructura eléctrica moderna.
La reforma es esencial para que Chile avance hacia un futuro más sostenible y carbono neutral. Modernizar la regulación y promover inversiones en la red permitirá enfrentar los retos de la transición energética, mejorar la calidad del servicio y asegurar un desarrollo energético inclusivo.